CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

lunes, 20 de junio de 2011

ORAMOS HOY, CON EL BUEN SAMARITANO

Si algo no debemos de perder en cada tiempo es el sentido de comunidad fraterna que nos anima a prestar nuestra ayuda. Tras todo el día de ayer profundizando en el misterio trinitario de la misericordia de Dios, atendiendo a esa persona que desvalida es el objeto del amor del Padre, de las caricias del Hijo, y de la asistencia del Espíritu santo; me pregunto: -¿Acaso hoy no es día para profundizar en la identidad de mi prójimo? Incluso el evangelio propuesto hoy nos viene al pelo para anexionarlo a la reflexión de la Palabra, Mt 7,1-5.
Abrazos, Floren.

ORACIÓN CONTEMPLATIVA
“Vete y haz tú lo mismo”
*HIMNO.
Jesús, llena mi alma de tu espíritu y de tu vida.
                penetra todo mi ser y toma posesión de él,
                de tal manera que mi vida no sea en adelante
sino una irradiación de la tuya.

Quédate en mi corazón con una unión tan íntima,
que quienes tengan contacto conmigo
puedan sentir en mí tu presencia, y que al mirarme
olviden que yo existo, y no piensen sino en ti.

Quédate conmigo. Así  podré convertirme en luz
para los otros...

Déjame predicar tu nombre con palabras o sin ellas...
Con mi vida, con la fuerza de tu atracción,
con la fuerza evidente del amor que en mi corazón
siente por ti.

*.LITURGIA DE LA PALABRA.
Biblia Latino Americana. Evangelio de Lucas 10.25-37. “El buen Samaritano”.

Un maestro de la ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?”. Jesús le dijo: “¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?”. El hombre contestó: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Jesús le dijo: “¡Excelente respuesta!, haz eso y vivirás.” El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: “¿Y quién es mi prójimo?”.
Jesús empezó a decir: “Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, tomó el otro lado y siguió. Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, tomó el otro lado y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio; pero éste se compadeció del. Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: “cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.”
Jesús entonces le preguntó: “Según tu parecer, ¿cuál de estos tres fue el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?”. El maestro de la ley le contestó: “El que se mostró compasivo con él. “Y Jesús le dijo: “Vete y haz tú lo mismo”.
Palabra del Señor.

*PARA REFLEXIONAR Y MEDITAR.
Ahondamos en los protagonistas de la parábola, sacerdote, levita, samaritano y hombre herido y las circunstancias que incitan a Jesús a mencionar este episodio a los maestros de la ley.
Después de la explicación del texto se te invita a que de nuevo lo leas en silencio y te fijes en la explicación de Jesús a la pregunta del letrado ¿cuál es mi prójimo?.
Seguidamente debes de preguntarte: ¿nos comportamos en ocasiones como el sacerdote o el levita? ¿por qué?; ¿tienes alguna experiencia personal en la que hayas sentido misericordia por alguien como el samaritano?; aunque en teoría todos sabemos cuales son nuestros prójimos, ¿existen personas en tu alrededor a las que te cueste considerar tus prójimos?, ¿cuál es el problema?, ¿fallan ellos ó fallas tú?.

*PETICIONES.
Haznos Señor, samaritanos capaces de amar sin esperar,
haznos Señor samaritanos dispuestos a ... (se improvisa la continuación en función de las circunstancias)

Una plaga de Amor
“Sólo la llegada de una gran plaga, de una gran oleada de amor, puede salvarnos.”
Evidentemente, la sociedad cambiaría a mejor, se convertiría en un cielo sobre la tierra, si nos llegara una gran oleada de amor que inundara e invadiera corazones, mentes y almas.
Porque cualquier trabajo, profesión o condición, sin amor, puede convertirse en un mero acto mecánico, sin corazón ni alma.
Porque el trato con los débiles, sin amor, nos puede hacer duros, inflexibles, tiranos.
Porque el saber, el poder, la riqueza, sin amor, pueden llegar a ser opresión, despotismo, hambre para los demás.
Porque amar es darse, es servir, es hacer vivir en calidad la vida.
Porque quien ama se transforma por dentro y por fuera, y asimismo transforma todo cuanto toca.
Tengamos presentes que en la vida todo pasa. Las cosas de la tierra, en la tierra quedarán. Nadie se va a llevar nada. Sólo el amor bondadoso, el bien realizado, las buenas obras, permanecerán y los nombres de los protagonistas serán inscritos en el libro de la vida y sobrevivirán a la muerte.

¡Ama y haz lo que quieras! (San Agustín)
                Si callas, calla con amor.
                Si gritas, grita con amor.
                Si corriges, corrige con amor.
                Si perdonas, perdona con amor.
                Que el amor sea la raíz interior de tus obras.

*CLAUSURA DE LA ORACIÓN.
Esta oración fue realizada por un servidor para la Parroquia de San Sebastián. ORACIÓN DE LOS LUNES
Delegación de Liturgia. Lunes 17/2/2002